martes, 3 de noviembre de 2015

Día de recoger flores

Poppy Field

Cuando era chico, jugaba en un campo que se cubría de amapolas al llegar la primavera. Todos, sin excepción, tratábamos de llevar algunas: a muestras madres, a la maestra, a la virgencita del altar en el colegio.
Resulta que transportar amapolas no es tarea fácil; es una flor herida de muerte apenas arrancada. El ramito orgulloso pierde los pétalos en unos pocos pasos, y quedan en la mano unos tristes tallos con el centro negro.
Para llegar con la ofrenda en buenas condiciones, hay que darse por vencido; llevar las amapolas vueltas hacia abajo, caminar con pausa, como un penitente, hasta llegar a destino.

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