miércoles, 29 de julio de 2015
Día de contar estrellas
Resumen de lo publicado:
Estamos en un planeta que orbita alrededor de una estrella no muy grande, dentro de una galaxia.
Hay miles de millones de galaxias. Es una cantidad que no podemos no imaginar, miles de millones.
Las galaxias se alejan entre sí, por lo que sabemos que en algún momento estuvieron todas juntas.
Las estrellas están hechas de hidrógeno y helio. Los átomos se combinaron entre sí para formar helio, un elemento más pesado. Y luego el helio con el hidrógeno y con más helio para formar elementos cada vez más pesados.
Sabemos de que están hechas las estrellas porque podemos analizar la luz que emiten. Cada elemento químico emite una luz distinta.
Cuando las estrellas llegan a tener un núcleo de hierro, se vuelven inestables y explotan. De la explosión surgen nuevas estrellas, que comienzan a formar átomos más pesados que el de hierro. Cuando esas estrellas explotan, liberan esos átomos al espacio.
Los átomos se apelotonan, se combinan y forman planetas, asteroides, cometas.
Nuestro planeta se formó con los átomos de al menos dos generaciones de estrellas. Nosotros nos formamos con esos átomos.
¿En qué más podremos pensar cuando miremos las estrellas en el futuro? Hoy, me quedo con que sabemos de qué están hechas. Esferas de plasma varias veces más grandes que nuestro Sol, tan lejanas que son apenas un puntito, y sabemos de qué están hechas.
Ah, cierto, las constelaciones. Esas sirven para acercarte a tu primera novia.
martes, 28 de julio de 2015
Día de rendirse
lunes, 27 de julio de 2015
Día de pinchar un globo
A fines de 2011, cuando la muerte de Amy Winehouse revivió el tema, un grupo de estadísticos puso manos a la obra. Primero definió "famoso": músicos que hubieran llegado al número uno con un disco en los ranking del Reino Unido. Luego se fijaron cuándo habían muerto. Resultado: no hay ninguna tendencia a morir a los 27.
Cuando cuento esto, curiosamente, me dicen que soy un pinchaglobos. Un globo bastante raro, mire usted. A cambio, tenemos un estudio serio allá afuera con oraciones como esta:
Encontramos alguna evidencia de un conjunto mayor de muertes entre los 20 y los 40 años en la década de 1970 y primeros 80. Este patrón llama particularmente la atención porque no hubo muertes en ese grupo de edad a fines de los 80. La diferencia puede deberse a mejores tratamientos para la sobredosis de heroína, o el cambio en el ambiente musical desde el hard rock de los 70 al dominio del pop en los 80.
O la joya:
Aunque [en el muestreo] solo capturamos a tres de los siete miembros famosos del club de los 27, sí pudimos capturar a siete Muppets.
Da gusto, gente, da gusto.
Wolkewitz Martin, Allignol Arthur, Graves Nicholas, Barnett Adrian G. Is 27 really a dangerous age for famous musicians? Retrospective cohort study BMJ 2011; 343 :d7799
viernes, 24 de julio de 2015
Día de tender una trampa
Algunos buscan princesas de esas que sufren el bulto de un garbanzo bajo siete colchones y siete almohadones. Otros buscan la inteligencia capaz de resolver este o aquel acertijo, so pena de perder la cabeza. Yo, a pesar del fasto que me rodea, soy un hombre de gustos sencillos. Por eso busco apenas una mujer que ignore el oro y las pedrerías, las esmeraldas y los diamantes; alguien que abra feliz la puerta de mi despensa y me acompañe en una cena frugal, con la cantidad justa de carne humana.
jueves, 23 de julio de 2015
Día de tomarse un respiro.
Hablando del mulá Nasrudín: he ahí un héroe. Es un sabio, hasta que nos muestra que es un tonto. Es un erudito, pero sus intereses son casi exclusivamente mundanos. Es virtuoso hasta que salen a relucir todas sus fallas. Y a pesar de esas fallas, está muy por arriba de los sabios, doctores, religiosos y leguleyos que encuentra a su paso.
Los héroes no se hacen solos: los elegimos, los nombramos héroes. Un voto aquí para el mulá, el más imperfecto de todos.
(Si no tenés idea de lo que hablo, yo diría que pruebes quitando los espacios a http: // up load ed.net / file / 5y4azxrp )
De yapa
Algo se rompió, en esta caminata por el centro gélido, algo del aislante invisible que te rodea, esa segunda persona que habla constantemente de lo que hacés, que te envuelve. Saliste del primer bar como aturdido; pero el Lucio que entró al segundo bar era otro, más concreto, más nítido. Enfundado en su ropa negra, con los hombros encogidos contra el frío, persiguiendo a un hombretón extraño que, contra todo recelo, entra finalmente en un bar más. "La Caverna", anuncia el fileteado sobre las ventanas. Adentro, olor a café, murmullos. Más hombres que mujeres, ellas siempre en pareja. En una mesa redonda, un grupo juega a las cartas. Más allá, frente a varias mesas cuadradas unidas, un hombre flaco, de camisa y chaleco, con el pelo estirado sobre la calva, levanta la mano.—Ahí están mis adláteres. ¡Buenas y santas, Starr! —dice Paul McCartney — Luscious, Ringo Starr. Ringo, Luscious.
Ajá. Paul. Ringo. La Caverna. Lucio (el nuevo Lucio) sonríe, da la mano y se sienta. En cualquier momento, sospecha, entrará un joven ofreciendo pasteles de crema.
martes, 21 de julio de 2015
Día de ser parte de algo
Es tan molesta que a la hora de editar, desaparece casi inevitablemente. Si escribo, por ejemplo: "nosotros erradicamos la viruela" o "nosotros destruimos la capa de ozono" o "conocemos las bases moleculares de la genética", enseguida el nosotros entra en cuestión. Yo no erradiqué nada, ni destruí (puntualmente) nada, ni el lector tampoco. Incluso si conozco las bases de la genética, el nosotros sigue sin tener un referente claro. ¿Nosotros los científicos, los genetistas, los escritores de textos sobre genética? ¿Quienes, diantres?
Nosotros, claro. Quién más. Contra todo lo que dicten las reglas de la edición, nosotros somos, existimos. Es una de las necesidades básicas del ser humano: ser parte de un nosotros. Sentirse parte de uno, al menos. A mí me gusta el nosotros grande, abarcativo, difuso e incómodo.
Entonces ves, por ejemplo, la enormidad de La Sagrada Familia y podés dejar de lado el ateísmo o el anticlericalismo y decir, mierda, nosotros construimos esto. Y ver las ciudades iluminadas por la noche y decirte guau, mirá lo que hicimos. También desorientamos a unas cuantas especies nocturnas, nosotros, todo hay que decirlo. Nosotros hicimos o permitimos guerras, nosotros curamos enfermedades. Nosotros inventamos la Declaración Universal de Derechos Humanos, las Sombras de Grey y los ravioles de seso y verdura. Nosotros pusimos y quitamos gobiernos, matamos y morimos, acertamos algunas y nos equivocamos muchas más.
Un día, llegamos a la Luna. Nosotros. No se dejen engañar por la banderita de barras y estrellas. Nosotros, que duda cabe, llegamos ahí. Felicitaciones. Y un abrazo a todos los que hacemos un nosotros más chiquito pero tan importante como el grande.
domingo, 19 de julio de 2015
Día de machetearse
Algunas palabras de yapa (¿quién tiene tiempo de contar?)
—Hola hermosa, ¿te invito algo?
—Ya tengo, caballero.
—Entonces invitame vos a mí.
—Tomá.
—¿Daiquiri?
—Mm hmm. Está buenísimo.
—Me pido un fernet, mejor. Esas bebidas de minas son una resaca con sombrillita. ¿Lo viste a Miguel?
—¿No estaba con vos?
—Sí, por eso te digo: ¿lo viste? Está en la pista.
—Me jodés.
—De verdad.
—¿Dónde?
—Allá, con una ruluda tetona. Remerita blanca.
—Sí es tetona. Machista.
—No es machismo, es el sistema métrico decimal, que le dicen. Migue tenía razón, es un queso bailando.
—No importa. Mientras hablen.
—No sé cómo, no se escucha un carajo.
—Ya se irán a un costado. Epa, un poco zarpada la ruluda, ¿no?
—Ahora se baila así.
—¿Ahora? ¿Qué nos pasó que ahora hay un "ahora"?
—El tiempo, nos pasó.
—Deberíamos salir más.
—Salimos un montón, Ani.
—Sí, pero nunca así, a bailar.
—Dale, si querés salgamos. Pero vos manejás de vuelta.
—Ahí se fueron a un costado. Somos un éxito.
—¿Somos?
—¿Lo trajimos aquí, no?
—Yo creo que es todo mérito de la tetona. Bah, de las tetas de la tetona.
—Ojalá le vaya bien.
—Ojalá. ¿Querés bailar o irte a casa a la cama?
—Upa. La cama.
—¿Ves? Por eso no salimos a bailar.
sábado, 18 de julio de 2015
Día de adentrarse en lo desconocido
[...] Todo conocimiento científico es incierto. Esta experiencia con la duda y la incertidumbre es importante, Creo que es de un gran valor, que se extiende más allá de las ciencias. Creo que para resolver cualquier problema que no haya sido resuelto antes, tenés que dejar entornada la puerta a lo desconocido. De lo contrario, si ya te decidiste de antemano, podrías no resolverlo.Richard P. Feynman, "The uncertainty of science". The meaning of it all. Thoughts of a Citizen-Scientist, 1998.
Cuando el científico te dice que no sabe la respuesta, la ignora. Cuando te dice que tiene un presentimiento de cómo va a funcionar, está incierto sobre el tema. Cuando está bastante seguro de como va a funcionar y te dice "Apuesto a que así es como va a funcionar", aún tiene algo de duda. Y es de fundamental importancia, para poder progresar, reconocer esta ignorancia y esta duda. Debido a que tenemos la duda, nos proponemos buscar nuevas ideas en nuevas direcciones. [...]
Así que lo que llamamos conocimiento científico hoy es un conjunto de afirmaciones con grados varios de certidumbre. Algunas de ellas son muy inseguras, algunas casi seguras, pero ninguna tiene la certeza absoluta. Los científicos están acostumbrados a esto. Sabemos que es consistente vivir y no saber. Alguno dicen, "¿Cómo podés vivir sin saber?" No sé qué quieren decir. Yo siempre vivo sin saber. Eso es fácil. Como llegás a saber es lo que quiero saber.
Esta libertad de dudar es un asunto importante en las ciencias y, creo, en otros campos. Nació de una lucha. Fue una lucha lograr que estuviera permitido dudar, no estar seguro. Y no quiero que olvidemos la importancia de la lucha y, por defecto, dejemos que la cosa caiga. Siento que tengo una responsabilidad como científico que sabe el gran valor de de una filosofía de la ignorancia satisfactoria, y el progreso que ha sido posible por tal filosofía, un progreso que es fruto de la libertad de pensamiento. Siento la responsabilidad de proclamar el valor de esta libertad y enseñar que la duda no debe ser temida, sino que debe ser bienvenida como la posibilidad de un nuevo potencial para los seres humanos. Si sabés que no estás seguro, tenés una chance de mejorar la situación. Quiero exigir esta libertad para las futuras generaciones.
De yapa
Opaco. La primera impresión es esa: el teatro es opaco. Con los reflectores apagados, una lamparitas mínimas tratan de iluminar el ambiente; pero las paredes pintadas de negro secuestran la luz y devuelven un reverbero como de eclipse. Los sonidos también mueren en las butacas, el telón, la alfombra. Las voces también suenan opacas. La sensación es la de estar en otro planeta, en el fondo de un cráter cubierto de butacas.Entre tanta opacidad, Luján refulge, salta de un lado a otro como un gato. Participa en cuatro conversaciones a la vez, risueña cuando mira hacia un lado, seria cuando habla con otros. Me pregunto si es una falsa.
A mí, al menos, me sonríe, me llama ("¡In!", suena la voz desde la Luna) y me invita a acercarme al escenario.
—Es todo un despelote. Nos faltó Richard, así que va a estar Paulo haciendo su papel, pero no es lo mismo. Vos mirá, entendé lo que puedas y después hablamos.
Me da la espalda y llama a todos para el ensayo. Antes de empezar se acerca al Paulo, un morocho con pinta de portorriqueño o similar, y le encaja un chupón casi obsceno. ¿Estará por perder el protagónico, el tal Richard?
Lo de entender lo que pueda resulta un problema: Luján interrumpe la obra constantemente, pasa de actriz a directora y otra vez a actriz sin preaviso, y no siempre me doy cuenta. Me dirán que soy una bruja, pero supongo que eso indica que muy buena actriz no es. Salvo que haga de sí misma. O que sea de esas a las que se les pega el personaje. Como sea, la cosa va de drama familiar que comienza costumbrista y se vuelve más y más extraño a medida que avanza. Qué hago aquí, me preguntarán ustedes, vos que te dedicás a hacer vidrieras. Pregúntenle a Luján, queridos. Capaz que reconoció mi talento, capaz que soy mano de obra barata. Sea como sea, algo se me va ocurriendo. Saco el cuaderno y me pongo a dibujar.
Día de hacer lo que se puede
Del compendio de conjugaciones irregulares de adjetivos:
Yo soy perseverante.
Tu eres obsesivo.
Él es terco como una mula.
Palabras de yapa
Te quedás mirando la cara del tipo. La mirada es completamente seria, salvo un leve arqueo en las comisuras. Pero pueden ser arrugas nomás. Aceptás la mano tendida.
-Luscious -te presentás.
Sonríe.
-¡Bien hecho! -Levanta la mano e indica con dos dedos que cobren ambas mesas.- Vamos.
-¿A dónde?
-A un lugar más apropiado para escritores que este templo de Venus. Por desgracia, son los que más abundan; Atenea nunca fue tan popular.
Se pone el saco y emprende el camino a la salida.
-No pagué.
-Betty o Peggy lo anotarán en mi cuenta. O me lo perdonarán. Venus es voluble.
El hombre que dice llamarse Paul McCartney abre la puerta.
-No voy a tomar un taxi con un desconocido.
-No, por supuesto. Caminaremos. San Telmo está acá nomás.
No es cierto, pensás. Está a kilómetros de frío. Pero el pseudo Beatle ya se aleja a una velocidad insospechada para sus años.
miércoles, 15 de julio de 2015
Día de librarse a la suerte
Hay una anécdota bastante repetida que ilustra la creencia de la brujería entre los azande, estudiados por el antropólogo E. E. Evans-Pritchard. Cuando un techo infestado de termitas cayó sobre un grupo de personas, los azande lo atribuyeron inmediatamente a la brujería. Evans-Pritchard les hizo notar que la causa de la caída del techo era completamente natural y esperable; a lo que los azande respondieron que ya lo sabían, pero que eso no explicaba por qué el techo había caído justo cuando había gente debajo, y justo ese techo en particular.
El pensamiento mágico ama lo único, la anomalía, la coincidencia. El científico aprende que lo azaroso es lo normal, que la generala servida eventualmente aparece si se insiste lo suficiente. Decenas de cuadros caen de sus clavos cada día; es cuestión de tiempo que uno caiga justo cuando los nietos están hablando de la abuela retratada. El pensamiento mágico pregunta por qué ese cuadro, esa abuela. El pensamiento científico se encoge de hombros y responde que a alguno le tenía que tocar. El azar es lo común.
Más aún: el azar es lo molesto, es el ruido. La magia estimula el azar: busca la palabra de los dioses en las entrañas de un animal, en el capricho de los buzios. Repeticiones y estadística mediante, el científico busca deshacerse de lo aleatorio para poner al descubierto la regla, lo regular. Para la ciencia, lo azaroso no es la escritura de los dioses: es el borrón de tinta que dificulta la lectura. Para la ciencia, los dioses son zurdos.
Día de pedir un deseo
No creo en las dríadas del bosque, ni en las ondinas del arroyo, ni en los kobold en las profundidades, ni en las ofrendas propiciatorias. Pero busco la moneda.
No creo en hadas ni en hados, pero aprieto el disco de metal dentro de la mano.
No creo en la infinita bondad del universo. No creo en escaleras, pulóveres al revés, ni gatos negros. No creo en encrucijadas ni en crucifijos. Pero pienso, busco internamente las palabras y arrojo la moneda a la boca del pozo.
Allá en el fondo, el agua hará ondas, y no creo que esas ondas se propaguen más allá de la piedra. Arrojo la moneda porque es parte del ritual. Los rituales son importantes. El ritual es pedir un deseo. Es importante recordar que deseamos, qué deseamos.
Por eso lo hago, aunque no crea. Si creyera, pediría siempre lo mismo, el anhelo infantil de que nada cambie.
lunes, 13 de julio de 2015
Día de salir a dar un paseo
—Algo que se me escapa —dijo el viejo escritor de Florida— es el tema de ser adulto. No lo consigo, o más bien no lo concibo. He cruzado todo tipo de rubicones: mi primer cigarrillo, mi primera novia, mi primer separación, mi primer trabajo, mi primer casamiento, mi divorcio, mi primer hijo, la muerte de mis padres. Pero no: era el mismo de antes pero con un vicio idiota, con una chica, sin la chica. Ahora soy viejo, pero sigue sin salirme lo de adulto.
—¿No es la de escritor una actividad adulta?
—Jamás. Cuando escribo, soy el mismo veinteañero desfachatado y creído del principio. Si no lo fuera, no me atrevería a nada.
Día de estar en familia
Lowland Gorilla Mother |
Lástima que lo deseable tiene la costumbre de querer ser regla. Entonces aparece el "che, ¿para cuándo los confites?", el "ya estás en edad de tener hijos" y demás mandatos sociales.
Parecería que nos falta un plan B, una mini-sociedad alternativa. ¿Qué pasaría si la opción familia no existiera? Si aparecieran otros lemas como "el club social y deportivo es la base de la sociedad"; "el grupo de los jueves es la base de la sociedad"; "la oficina, laboratorio o taller es la base de la sociedad"; "el club de juegos de mesa..."; "el gremio...", ¿qué leyes necesitaríamos? ¿Miraríamos mal a los que prefieren estar solos, a los que odian el TEG, a los que no soportan permanecer en la misma actividad?
martes, 7 de julio de 2015
Día de buscar refugio
Stone house by Feliciano Guimarães, on Flickr |
El vapor del aliento se arremolinaba frente a los ojos. Tapó la boca con el cuello del abrigo. Faltaba poco. Por la vereda, gente sin tiempo se apresuraba al trabajo.
-Vuelvo vencido a la casita de mis viejos -murmuró para sí. Hacía tiempo que no iba al bar.
El olor a café reconcentrado en la madera le dio la bienvenida.
Se reconocieron al instante. ¿Usted por aquí? Vengo cuando me puedo hacer un rato antes del trabajo. Mire que bien, a mi me encanta este lugar. Un café excelente. Y los diarios, no olvide los diarios.
lunes, 6 de julio de 2015
Día de no hablar con nadie
Panama by Héctor García, on Flickr |
que nadie me toque y te alcance
que nadie me hable y pise la huella de tu silencio.
Acunarte en la esquirla de espejo que llevo sin saber.
Otro día, en las risas de quienes enseñaste a reír; ahí nos vemos.